La cicatriz de tu tristeza quedó trazada en la almohada.

Y en mi piel está marcada la última lágrima que se derramó.

Todo se resume en dos minutos.

La historia, el hola y el adiós.

Nos quedamos aquí varados, sin rumbo ni dirección.

Yo quería palabras que tu silencio no me dio.

Añorabas escucharte, pero el miedo te calló.

Eso creo, pura y mera suposición.

Las frases silenciadas. Las palabras ocultas tras el sol.

Esas fueron las causas de la mutua confusión.

Provocando distancia, te has ido... Adiós.

Alma vendida a los espectros del aire.

Esos que  con una mínima brisa se desvanecen.

Que sin temor a provocar heridas, huyen.

Desgarrando seres, profanando vidas.

Creando vacíos en la superficie de lo profundo.

Tornando en sombras un valle de luces.

Caminos de lirios en puras espinas.

Silencios eternos, corazones valdios.
Pena por aquellos que los dejan entrar.
Abren las puertas a la tormenta.
Sordos a los pronósticos, ciegos a la verdad.

¿Cómo me salgo de mi?

¿Cómo me pierdo para encontrarme?

Perdí los planos de mi propio laberinto.

Me enredo en mis ideas, en mi sentir.

Tratando de silenciar mi traicionera mente.

Perdiendo aquello que nunca se encontró.

Buscando algo sin saber el qué.

¿Y de qué sirve un grito, si nadie escucha?

Voces al viento. Lágrimas al suelo.

Ven, atorméntame con tu presencia.

Prefiero el dolor de tus besos,

que las sombras de un adiós.

Desgarra con tus espinas mis manos.

Dame de tu hielo, 

congélame con tus silencios.

Pero mantén cerca el calor de tu voz.

La dulzura de tus escasas palabras.

La espontaneidad de tus sonetos y versos.

Tus gestos sinceros, 

la belleza de tu aura tornasol. 

El estruendo de la oscuridad en la noche.
Silencios que no callan.
Destellos en el firmamento que dicen más.
Ecos de la brisa de ayer y pronto.
La voz del ser que nunca habló.
Palabras al viento, frases de aire.
Vacíos en el cielo sin color.
Ya se ha ido, no volvió.
Mas, nunca estuvo, no se quedó.

¿De qué sirve sentir, si no he de pensar?
¿De qué sirve pensar, si no podré sentir?
Porque al tocar de tus frías manos, 
un gran maremoto se desata en mi mente.
Un torbellino turba cada uno de mis sentidos.
No se que querer, no se si creer.
No espero que te quedes, pero no quiero verte partir.

Que difícil es ver unos ojos que solían emanar pureza, ya no más.
Un alma que parecía estar intacta.
Una mente razonable vendida al viento.
Regalada a los minutos, no a los días.
Resulta que es el mismo color, 
sólo que en una degradación distinta.
Y a pesar de no ser lo mismo, 
se siente igual.
La profundidad de un vacío infinito.
Buscar luz entre las sombras.
Me pierdo al encontrarte en la penumbra.

El mundo pasa desapercibido, 

si en mi presencia estás.

Rostros se desvanecen junto a tu aura.

Ignoro las voces de la multitud.

Tu voz calla los ruidos del aire.

Espectro entre demoníaco y celestial.

Alma de luces, sombras tenues.

Corazón adiestrado a huir de quien se aproxime demasiado.

Esa tu mirada al ver mis ojos perdidos en tus pupilas.

El envolvente de tu sonrisa, 

donde sueño descansar el mío.

Cuídame de las sombras que nos quieren alejar.

Demuéstrame que nada importa, 

si a mi lado permaneces.

Aunque siempre supe donde estabas, 

por un tiempo te perdí.
Y no te dejaré ir ahora que creo.

Minutos efímeros que se convierten en horas.

Ya no basta con el recuerdo de tu sombra.

Quiero tus ojos en mis pupilas.

El roce de tu mano sobre la mía.

En mi piel, el calor de tus labios.

Retener lo que no se sostiene.

Que por accidente todo ocurra.

Que intencionalmente, se mantenga.

No te vayas de mi lado.

Tu ausencia debilita mi sentir.

Tempestad interna provocas.

Quédate, no te quiero ver partir.

Sufriré en silencio tu ida.

En mi mente gritaré tu nombre

 hasta que escuches.

Sostén mi mano una vez más.

Promete que estarás.

En busca de una brisa verdadera.

Más que de una tormenta regalada a noviembre.

Fiel al poder de una mirada pura.

Incrédula ante un choque de pasión momentáneo.

Lo ligero lo arrastra el viento.

Pensamientos que se retienen a pesar de las dudas.

Sentir que no varia con el miedo.

Lo que vale, lo que permanece.

El tiempo protege, no desgasta.

Envolvente de una conexión eterna, verdadera.

Toma los colores de la luz.

Roba los destellos de la oscuridad.

El resplandor de las sombras de la noche.

Las estrellas escondidas en el día.

El violeta de la aurora matutina.

Tú, estrella de la madrugada, astro del alba.

La luna mata los muertos deseos de ver un mañana sin ti.

Vuelve, no me dejes despertar.

La realidad nos corroe.

El tiempo nos debilita, quédate.

Vivamos en el sueño que has diseñado.

Permanezcamos en el mundo que has creado para mi.

No hay paisaje más perfecto, 

ni lienzo que se compare. 

Seamos sólo dos en el silencio.

Lo que nos une es lo mismo que nos separa.
Nuestro parecido nos aleja, como magnetos de igual carga.
Coordinamos silencios, huidas.
Coincidimos en instantes, mas no en palabras.
Buscamos ruido en los silencios.
Esperamos respuestas a preguntas no hechas.
Perseguimos sonrisas, añoramos gestos sinceros.
Corremos, lástima que no en la misma dirección.
Y así somos, tú y yo, los dos.

Tus ojos encierran un misterio.
La tentación está oculta en tus labios.

Esas palabras que esconden las comisuras de una sonrisa infinita.

El respiro que tomas entre cada paso.

El peso que cargas en tu espalda.

Tras miles de sombras, está una luz diminuta. Brillante esplendor.

Sólo valientes son capaces de ver más allá. Y de acercarse lo suficiente,  

como para lograrlo. 

De ensamblar los escombros.Y restablecer lo que muchos no tuvieron la delicadeza de cuidar.

Corazón puro destruido por seres insensibles.

Cuerpos sin alma, desgracias andantes.

Recuperar tu felicidad. Difícil, mas no imposible misión. 

El deseo está en el querer.

Descubrir los enigmas de tu reflejo tornasol. 

Y comenzar a reescribir con otro color, la historia de tus días.

Si te ves caer, y las promesas del ayer ya no te sostienen. 
Grita, escucharé. Hasta un susurro bastaría. 
Aún durante el ruido más ensordecedor tendré presente tu voz.
Incluso en los momentos de silencio eterno, buscaré tus leves suspiros.
Callaré para no convertirme en un grito más.
Hablaré para sostener tus lágrimas. Dibujar sonrisas.
Desvaneceré mis prejuicios y dudas para fortalecer tu fe.
Inventaré fuerzas y valentía para prestártelas. 
Te regalo mis silencios, adueñate de ellos.
Toma las luces que te hagan falta. 
Promete no perderte, pues nos perderíamos. 
Y si lo haces, susurra, encontraremos la salida.

Entre dos hemisferios.
Tú, mi extraño equilibrio.
Adiestrando mis sentidos a tu pensar.
Siente mis silencios.
Pensaré tus suspiros.
Conexión de diestra a siniestra.
Confiando en coincidencias.
Creyendo en gestos. 
Magia lógica.
Estrella violeta.

Un segundo de ira sin explotar.
Un minuto de silencio por mi estabilidad mental.
Una hora de paz por mi bienestar espiritual.
Un día de por medio para ir y regresar.
Una semana de agonía para valorar la felicidad.
Un mes de motivos sin excusar. 
Un año de alegría para recordar.
Una vida de memorias para jamás olvidar.

Entonces siempre habrá un vacío. 

Un hecho oculto. 

Una palabra no dicha.

Un silencio que jamás hablará.

Una realidad escondida entre sombras.

Mientras la curiosidad trata de descubrir lo encubierto, 

la razón se avecina y la retiene.

Mucho que decir, más pocas ganas de hacerlo.

Oídos abiertos, alma cerrada. 

Y mi esencia se destruye. 

Se disuelve gota a gota.
Me pierdo, me esfumo.
Soy, mas no soy.
Estoy, y ya no estoy.
Exigir, no sentirse capaz.
Metas que se ven cada vez más distantes.
Varada en la nada.
Rodeada por todo.
Sola en la gran multitud.
Nada parece ser suficiente.
Los esfuerzos infinitos no dan resultado.
Existir y no estar.
Ir y no regresar.