martes, 1 de julio de 2014



Todo se deshace mucho antes de ser reconstruido.
Antes de terminar, ya había sido previsto este reinicio.
Uno que no ocurrirá, pero siempre estará presente.
Entre ruinas de un final no acabado, reviviremos eternamente la muerte de este amor.
Este que se acabo sin terminar, y que empieza sin lograr reiniciar.

Dos que se miran.
Se miran dos, uno frente al otro.
Dos se miran de frente y nada dicen.
Nada dicen esos dos.
El silencio de frente, y se miran.
Los dos se miran en silencio.
Frente al silencio, uno.
Frente al silencio, dos.
Nada se dicen dos en silencio, uno
frente al otro y se miran.
Se miran dos en silencio, nada dicen.
Nada en silencio dicen los dos que se miran.
Cambian de amor como de zapatos.
Como si no fuéramos seres de recuerdo e historia.
Como si nada importase.
Como si nada valiese.
Los cambian a todas horas, a cada instante.
¿Cómo lo hacen, cómo lo logran?
Los clavos son mitos, me dan asco.
El olvido me resulta falso.
¿Cómo? ¿Cómo lo cambian?
Como si fuese un par de zapatos. 


Soy creadora de una realidad que no existe, que es absurda.
Ilógica.
Tan irreal que no fluye, que se estanca.
Repetitiva.
Siempre las mismas palabras, los
mismos escenarios.
Monótona.
Digo tus frases, y las mías.
Son míos los diálogos, son tuyas las
respuestas, pero son mías.
Utópica.


YA NADA EXISTE, PORQUE FUE DESTRUIDA ANTES DE CREARSE.