A la voz, a su voz.
Aquella que no calla,
entre tantas voces.
No cesa. Silente.
A la que un día,
se le escapó en un susurro,
el verso de un poeta.
Melodías de amor, de promesas.
A su voz, tan igual.
Aquella voz, distinta, tan discreta.
Que buscaba, sin buscarlo,
que en ella me perdiera.
En un danzar perfecto de cuerdas,
desapareció con ella,
mi nombre, mi memoria, mis penas.