Y toda la noche me la pasé esperando.

Esperando(le), a aquel que sería mi

sorpresa, mi regalo 

más preciado.

Esperando(le), cambié de cielo, vestida de luna.

Vi nacer el sol en mi piel, esperando(le).

Y no llegó.

Es un ahora que necesito, un gesto sincero, 

una palabra tierna (al oído, desearía).

Un instante presente, que de promesas de futuro 

nadie (yo) permanece. 

Un ahora preciso, no inmensas demostraciones; 

un sólo beso al día bastaría, 

un "te quiero" que estuvo y se demora.

¿Qué hago si me faltas, ser ausente?

Me pierdo en los recuerdos 

y promesas desplegados del centro al sur sin retorno.

Un ahora, un instante, tu verdad, 

tu presencia, un beso, un regreso.

¿Qué haría de faltarme?

Me perdería en un ayer lejano, 

en un mañana que no amanece y me aterra su desgane. 

Nuevas líneas se aproximan.
Ya veremos que traen consigo 
estos días, estos meses.
Paz, estabilidad, quizás algún otro amor 
que me consuma, siendo yo de extremos, 
no lo dudaría ni un instante. 
Astros, soy en parte suya.
Fuerza suprema, que me amas a pesar
de mis constantes dudas y burlas.
Vida... Aquí sigo, contigo y por ti, 
ya veremos como nos seguiremos llevando. 
Confía (quizás).

Conociendo nuevos lados, luces, sombras.

Toda una gama tras la piel, piel que erizas 

y posees en espíritu, a lo lejos.

El problema empezó a partir de la distancia, 

no la física, el cuerpo se acostumbra, se imagina; 

si no la emocional.

La ausencia de una palabra, de una pregunta, gestos.

No cualquier pensamiento, 

cualquier excusa, es capaz de reemplazar un alma.

¿Quién se inventa un alma ausente?

¿Quién recrea un corazón perdido?

Lo que miro, y falta.

Cuando busco, y sobra.

Ausencia, una nada recurrente, 

que no siendo, crece y se extiende.

Algo que sobra no estando.

Aquello que falta, y nos rodea.

Nada y todo que confluyen, 

recrean y destruyen sin pasar.

Algo perdido, que se busca sin

querer, sin saber, con intensión.

Lo miro, y sobra.

Lo busco, y falta.

Una ausencia, la nada.