Tú mereces certeza, nunca, jamás te conformes con ser duda, con ser un "luego", un "lo pensaré", un "no estoy seguro", un "ahora no sé".
Eres certeza, eres sol, y la luz que emana, eres la luna paciente y enamorada que la recibe.
Eres cada una de las estrellas y todas galaxias, contienes algo más allá, eres tu propio universo, un mundo abstracto que en tu ser habita, se desarrolla y desata en tan sólo un suspiro, en el danzar de tus párpados. 
Eres todo, nada de quizás, nunca una duda. 

Y en este tiempo que mis palabras se silenciaron, es a causa del estruendo de su partida. Un ruido tan callado y predicho, que ya sólo lágrimas mudas ruedan por mis mejillas. Tan triste y repetido que sería redundancia describirlo una vez más. 

En resumen, se ha ido, sin intenciones de regresar.