martes, 9 de diciembre de 2014




Qué más alas que su ausencia,
qué más amor que el odio que queda.
Lluvia que no embriaga ni moja.
Sombra de luna y astros, sin alas.
Nubes que rodean el alma inmortal
de aquel que decide morir y resiste.
Qué más alas que las ganas de no volar.

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