Poco queda cuando palabras no quedan.
Cuando han sido reemplazadas por otras.
Se desvanecen, se vuelven aire.
Poco queda, sin forma de recuperar, de remunerar los silencios de estos vacíos, abismos, tumbas.
Almas inanimadas deambulan en la penumbra de un eco mudo.
Poco queda, de dónde se busca lo que no está.
Lo perdido entre mutes repetidos, sujetos obviados, adverbios callados, oraciones incompletas.
Tanto nuevo desconocido, tan pasado que se olvidará, y el presente se ahoga, se ahoga en un suspiro silente, que grita y llora.
También reclama las palabras que no quedan, que nunca nada volverá a ser igual.
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