Te espero,
y a tus mentiras de segunda mano,
y a los besos gastados que me darás.Te espero,
aún cuando Benedetti me afirma
que nunca vendrás.
Te espero,
desespero,
no hay nadie más por quién esperar.
Te espero, aún sabiendo, aún sintiendo,
que es verdaderamente inútil esperar.
Te espero,
pero sé que no debería,
no eres, en definitiva, de los que miran atrás.
Te espero,
hoy, quizás mañana,
o hasta que me canse de esperar.
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