miércoles, 11 de junio de 2014

"Que me piense, que me recuerde."
Lanzo al aire esta oración, una especie de conjuro, de hechizo, de susurro y suspiro.
A quien la escuche, a quien la cumpla.
Al viento, al dios, que de vez en cuando, creo.
A ese que sé que me conoce lo suficiente y no se ofende ante mi duda.
A la luna, a los astros, que son dios, que dios es cada uno de ellos.
"Que me piense, que me recuerde, que en sus sueños, mi imagen, mi nombre, mis besos lo tienten, lo mimen, que sienta y desee, que me quiera."
Me lo repito una y otra vez.
"Que no me olvide."
Le ruego al viento, le recalco.
"Que en esta noche me recuerde, que hoy me piense a cada instante."
AMËN (en silencio suspiro).

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