Es diferente.
Algo distinto se siente en la brisa de un sábado.
Un aire de paz con sabor amargo.
Un algo y un no-sé-qué de color opaco,
de áspera sutileza.
No es quietud, no parece violeta;
quizá algo menos, de seguro algo más.
Sin duda, algo diferente,
algo distinto a todos las demás brisas
que en la semana vienen y van.
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