La desesperación, la melancolía ha partido. Con ella se ha llevado mi inspiración.
¿Dónde se esconden esas palabras si no tras una lágrima que se niega, que se olvidó?
De tanta paz me pierdo, se diluye mi espíritu, cuando no era más mi esencia que la tristeza, y un tono de gris oscuro mi aura.
El dolor ha partido, pero extraño mis palabras, esos diálogos suicidas conmigo misma.
¡Cuán profundos y conmovedores eras aquellos escritos resultados de ventanas inundadas, del vacío de mi alma!
Poco queda en esta paz nula, en esta serenidad tan sosa, pura calma: silente, muda.
Más, quizás la prefiera, prefiero despertar sin sentir que una pesadilla prosigue, el sonreír sin forzarlo,
el poder sentir sin culpa, sin miedo de que se desvanecerá.
Miedo, ya no me asusta despertar.
A cambio de la paz nula he vendido mis ansiedades, mi nostalgia, mis palabras.
¿Dónde se esconden esas palabras si no tras una lágrima que se niega, que se olvidó?
De tanta paz me pierdo, se diluye mi espíritu, cuando no era más mi esencia que la tristeza, y un tono de gris oscuro mi aura.
El dolor ha partido, pero extraño mis palabras, esos diálogos suicidas conmigo misma.
¡Cuán profundos y conmovedores eras aquellos escritos resultados de ventanas inundadas, del vacío de mi alma!
Poco queda en esta paz nula, en esta serenidad tan sosa, pura calma: silente, muda.
Más, quizás la prefiera, prefiero despertar sin sentir que una pesadilla prosigue, el sonreír sin forzarlo,
el poder sentir sin culpa, sin miedo de que se desvanecerá.
Miedo, ya no me asusta despertar.
A cambio de la paz nula he vendido mis ansiedades, mi nostalgia, mis palabras.
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