No soy yo, eres tú.
¿Quién diría que provocarías tales tormentas?
Es tu alma reflejo, me asusta el miedo mismo.
Me engaño en la mentira de creer en la eternidad.
Me deslumbra la luz que ocultas muy dentro y pretendes ignorar.
Si te digo que te adoro, miento; parece ser algo más.
Dulce es el agobio, irritante es esperar.
Suponer que me acorralas, cuando sabemos que desde siglos atrás era tuya.
Tuya, incompleta.
Tuya, y de otros más.
Pero resultas ser, eres en totalidad y en trozos algo que hace mucho perdí y olvidé.
Alguien que no sabe, y aun así entiende.
Las palabras brotan como agua en fuente, como el fuego que arde, y con y sin intensiones avivas.
Mareas y tormenta eres, mar en calma.
No esperes de mi calma, cuando eres quien ata y desata mi pobre alma embravecida.
¿Quién diría que provocarías tales tormentas?
Es tu alma reflejo, me asusta el miedo mismo.
Me engaño en la mentira de creer en la eternidad.
Me deslumbra la luz que ocultas muy dentro y pretendes ignorar.
Si te digo que te adoro, miento; parece ser algo más.
Dulce es el agobio, irritante es esperar.
Suponer que me acorralas, cuando sabemos que desde siglos atrás era tuya.
Tuya, incompleta.
Tuya, y de otros más.
Pero resultas ser, eres en totalidad y en trozos algo que hace mucho perdí y olvidé.
Alguien que no sabe, y aun así entiende.
Las palabras brotan como agua en fuente, como el fuego que arde, y con y sin intensiones avivas.
Mareas y tormenta eres, mar en calma.
No esperes de mi calma, cuando eres quien ata y desata mi pobre alma embravecida.
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