viernes, 29 de junio de 2012


      Ya no sé que detesto más, si tu ausencia o tu presencia. Aún no decido en cual de las dos te siento más lejano, más distante. Tampoco cuando me siento más aturdida y sola. 


      Ya no quiero sentir. Devolver el tiempo, retornar ese saludo a donde debió permanecer. Silenciar tu voz, atar tus manos, ignorar cada gesto, olvidar cada palabra. 

       Prefiero retroceder cada paso, que continuar hundiéndome en las arenas movedizas de la confusión que provocas.

Imposible esperar racionalidad y lógica en la locura que produce este sentir. 
Cómo podría actuar de una forma estable, cuando mis pensamientos son danzantes olas
Líneas curvas en mi estómago, espirales en mi cabeza. 
Un gran remolino de confusión, no podría esperar más.

Y durante la fragmentación de la luna, observo el lienzo que cubre mi ser. Busco en él un destello que simbolice tu rostro. Necesito olvidar para empezar a recordar. En medio del danzar de mis pensamientos, te acercas, me congelas. Niego a todo pulmón, silencio cada palabra, evito sentir el palpitar de tu corazón. Me rodeas, tal como el barro lo hace en las rocas del pantano de inseguridades. De pronto, me sumerges. Me muestras el mar secreto que ocultas en tus ojos. Toda clase de criaturas me son reveladas. Y ya de vuelta en la orilla, donde me encontraste. En aquel muelle sin salida, me detienes a creer, me empiezas a querer. Yo sólo espero por el instante en que huirás, siempre lo haces. Pero mientras llegue, observo cada detalle de tu todo, lo esencial, tu ser. 


La sonrisa, tu sonrisa. Un pequeño destello entre tus labios. Me iluminó a plena luz del día.

 Con un simple gesto, volcaste todo en mí. Transformaste lo que un hoy pretendía ser, en un recuerdo que se mantendrá hasta que mi memoria decida. 
Un instante único, tu presencia, tu voz, tus gestos, tu sonrisa y mis ojos totalmente perdidos en los tuyos. 
Momento que no olvidaré, sostuviste mi mano, mientras te adueñabas de mi ser.

Quiero entender al incomprendido, aquel que ni él mismo se entiende. 

Entiendo que quieres creer; quizás busques querer.
Mas no sé si me entiendes.
Trato de no querer, pero el no entender puede que me tiente.
Quiero conocer aquello que en tu mente escondes, 
esos versos que jamás han sido recitados.
Ser la musa de la más compleja y simple de tus historias.
Quiero querer, sólo si tú quieras que quiera y que a ti te quiera.
Cómo alumbro tu alma oscura, si te ocultas en el más profundo abismo. Busco iluminarte, ser un rayo de esperanza, pero sólo consigo debilitarme con tus sombras. 
Entre la penumbra y la neblina de tu alma, avanzo lentamente, tratando de encontrar una razón, un motivo  para que tu sonrisa recupere su brillo. Más sólo logro observar las telarañas del pasado, que envuelven hasta el más mínimo de tus deseos de ser feliz nuevamente.
 Para empezar a recordar, es necesario que olvides. Siente el calor del sol sobre tus sueños, deja que la luna los guíe. Y justo cuando menos lo esperes, estarás deleitando al espejo con el reflejo de tu felicidad.

jueves, 21 de junio de 2012



Y aunque todo es gris, hay un místico color que se entremezcla con el paisaje. 


Despampanante destello de luz que ciega mi cordura.

Me atraviesa cada hilo, enredando lo que un día quiso ser. 


Aún cubriendo mis ojos, se me hace imposible borrarlo de mi alma.
Antes su nombre me había sido revelado. 


Un ángel o demonio me contó de su existencia.


En ese instante no aprecie su esencia del modo que hoy lo logro.


Nunca pensé en que ese nombre que resuena en mi pasado, se convertiría en mi presente.

miércoles, 20 de junio de 2012

Mientras la lluvia sea capaz de mojar mi piel, no creo que logre olvidar tu nombre. 
Mientras la Luna alumbre mis noches, no podre sacar tu mirar de mi.
Mientras me asombre con la belleza de la naturaleza, tu sonrisa estará clavada en mi, como agujas de acero.
Mientras el Sol ilumine el cielo cada día con su destello celestial, estaré aquí, esperando por ti. 
Prometí no sentir, más lo siento, ya te siento. 


No puedo darle marchar atrás a lo que has iniciado en mi. No puedo, sino pensar en ti: Sentir... Vivir. 


Me torturas con cada adiós. Me alegras por el segundo que a mi lado te mantienes. 


Ese tu saludo, tan único, tan nuestro. Sólo tú comprendes, sólo tú lo harás. 

viernes, 15 de junio de 2012

   Justo cuando pensé que ya había perdido el aliento, llegas, ráfaga de esperanza. Una nueva forma de apreciar el aire, empiezo a ver colores en lo que estaba gris. Bajo tu nube oscura, sé que un espectro psicodélico se oculta. Quizás pueda sanar tu alma atormentada. Detrás de cada lágrima, descubriré tu sonrisa. Tu dolor será un antes en tu historia tras mi después. 

Inesperado sentimiento. 
Diluyes como mezcla corrosiva mis antiguos pesares. 
Devolviendo la esperanza que se había alejado. No te buscaba, pero me encontraste. 
No te conocía, mucho menos, esperaba. 
Pero ahí estás, y no me quejo en lo absoluto.
   En la oscuridad de tu sombra camino. Me refugio en tu recuerdo. Espero en mis memorias. Te sueño en cada despertar.
¿Para qué entender, por qué olvidar?
   Me niego a superarte. Seguir atada me mantiene viva. En cada respiro, siento tu perfume celestial. Cada momento en el que te logro pensar, robas mi cordura.
  Escondido tras un manto de rocío de las lágrimas que he derramado por tu nombre, te ocultas.



    Y estabas ahí. Justo enfrente estaba yo, pero no estaba sola. Junto a mi estaba el miedo, y su fiel compañera, la cobardía. 
    No fue hasta que me mencionaste, que me atreví a acercarme. Rápidamente, perdiste el interés, dejándome de nuevo en el vacío. 
    Por un momento, pensé que tendías la mano para ayudarme a salir de él. No fue más que una ilusión. Un espejismo en pleno desierto. 
    Tras un pequeño instante de alegría, me dejaste caer. Y no te imaginas lo doloroso que fue el choque.

miércoles, 13 de junio de 2012

   A toda hora te recuerdo. A una hora te revivo.
   Llegas a mi ser en medio del misterio que envuelve la noche. Cuando los ángeles duermen en sus moradas. Un poco antes que los espíritus oscuros rodeen la neblina. A esa hora, nuestra hora.
   Justo cuando parece todo perdido, las manecillas me indican que aún tengo esperanzas. Fuerzas que parecían escasas o, más bien, inexistentes, vienen a mi. Y de paso, traen consigo el fugaz astro que ocultan tus ojos. 
   Ya se me hace inevitable esperar ver tu rostro, buscar la manera de que coincidamos.
   Ilusionada con cada conversación, desesperada por cada reacción. 
   No quiero sentir hasta que tu lo hagas. No quiero caminar sola por una senda para dos. 
   Quiero que te inspires en mi sonrisa, como yo lo hago con tu mirada. Tu forma tan tímida y pausada, tan confiada. 
   Cada detalle me acerca más a lo que evito. Cada momento en el que te vivo. 


Me reúso a sentir. 
Ver tus ojos y pensar. 
Me reúso a querer tus caricias.
Me reúso a esperar, a soñar.
 Me reúso a imaginar un futuro a tu lado.
 Me reúso a ver la realidad.
 Me reúso a creer que podría haber algo más. 
Me reúso a vivir en el engaño.
 Me reúso a pasar por esto una vez más.
 Me reúso a llorar, a suspirar.
 En busca de lo que podría encontrar. 
Me alejo antes de que una herida me pueda propiciar.
 Y aún si la razón no basta, buscaré la manera de no sentir.




Porque el mar al me sumerjo es aún más profundo de lo que pensé. 
Con miedo a ahogarme, perder el aliento en las bravas olas. 
Y el terrible temor de que tu no estés ahí, dispuesto a salvarme, me abarca. 
Antes había estado aquí, pero jamás me atreví a ir tan lejos, alejarme de la orilla. Pero, te juro, nunca la había perdido de vista.
Me arriesgo a enfrentar mis miedos, sin saber que tu indiferencia es uno de ellos.


jueves, 7 de junio de 2012

Fuiste, eres y serás


   Los colores de la luz me revelan que aún no te supero. Cómo me olvido de lo inolvidable. Del resplandor de tus ojos y el brillo que emana tu sonrisa, clara como el día, misteriosa como la noche. 


   Los días nos separan, el tiempo nos reúne. Vuelves, tal cual el rayo de sol que roza mis dedos, sútil y delicado te escabulles en mis pensamientos. Cegando todo rastro de racionalidad en mi mente. Borrando de mi cada trozo de cordura, si es que aún la poseía. Recuerdos que me llevan a pensar que aún puedo poseer tu rostro.


    FUISTE, ERES y SERÁS, no lo cambiaré. Trata de verlo como lo veo, es más, siéntelo de esta forma. Quizás así entiendas el porqué de mis acciones. 


   Las veces que me pierdo son por ti. Agua de mi desahogo, río caudaloso de mi alma, mar que me lleva a lo más profundo, aún sabiendo de mi ignorancia. Si cada suspiro ha de ser por ti, cada adiós ha de valer la pena sufrir. Vuelve al corazón que prometió jamás dejarte ir, pero no lo evitó.




No fue más



    Me fui para dejarte, pero hace tiempo que habías partido.  
    
    Sólo charlaba con el eco de tu voz que quedó resonando en el vacío. Con tu reflejo, que no era más que la imagen errada que tenía de ti. 
  
  Y aquellos momentos que sentí que vivía, no fueron más que el recuerdo de lo que fuimos, que como una vieja cinta se repetía una y otra vez en mi memoria, haciéndome creer que aún estabas. 
   
  Todo se desvaneció, poco a poco, se fueron consumiendo hasta llegar a ser pequeñas cenizas que volarán con el más mínimo suspiro, el último que exhalaré por ti.

          Enigma

  Me confundes con tu búsqueda de aprobación, con los desesperados intentos de ver mi sonrisa, el encuentro forzado entre tu mirada y la mía.
   Un gran misterio son tus pensamientos, tus profundos deseos. Todo queda oculto, disimulado por tu expresión inexpresiva. Tus ojos que no hablan, pero dicen mas que tus palabras.