Prometí no sentir, más lo siento, ya te siento.
No puedo darle marchar atrás a lo que has iniciado en mi. No puedo, sino pensar en ti: Sentir... Vivir.
Me torturas con cada adiós. Me alegras por el segundo que a mi lado te mantienes.
Ese tu saludo, tan único, tan nuestro. Sólo tú comprendes, sólo tú lo harás.
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