sábado, 11 de junio de 2016

Owen Gent








Dos almas, lo juro, tu cuerpo invaden. Y no entiendo qué me hace aferrar, si el que era, el que amo, no está.
¿Dónde quedan sus restos, no reside en ti su recuerdo, lo lograron el tiempo y la memoria, matar?
Lo extraño, te extraño.
Ese que eras, ese que amo. Ese que viene y va.
Este que eres y me ignora, que maltrata el corazón que le he entregado. Me niego, y la agonía, me destroza, acabando lo poco que queda de mi.
Dos almas en tu cuerpo habitan, ambas las quiero, una de ellas me quiso (me quiere); la otra, me quiere (ver partir). 

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