Aún no olvido el trazo que quedó dibujado en mi mano.Y los ojos destilantes de una mezcla tan dulce, como amarga.
Sabios, tus labios, narraban para mi, cuentos de hadas.
Hechizos, amor verdadero, por siempre y para siempre.
Una bruja malvada y un hada azul, y yo perdida en la luz reflejada en tus pupilas.
Algo de una niña de rojo y una feroz criatura, tus palabras danzaban en el salón.
Iba y volvía, y te mantenías. La bella, la bestia y tu sonrisa.
Decías de un lugar donde las horas no pasan, todo se mantiene intacto.
De pronto, sólo estamos tú y yo, la multitud se difuminó.
Había una vez una historia de dos, un príncipe encantado y su dulce doncella.
Se pierden, y sin buscarse, una y otra vez, se encuentran.
Lo único que se interpone es el temor. Y el final feliz que sólo depende de sus voces.
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