Toma mi alma, llévala lejos de aquí, lejos de mi.
Ríos de sal en la ventana.
La lluvia se avecina, siente el aroma.
La tormenta no tarda en llegar.
Es mas, escóndela, guárdala de la luna.
No permitas que la alumbre el sol.
Rayos que calcinan, y su interior profanan.
No la quiero ver sufrir, aléjala de mi.
No la reconoceré, pero no me digas su destino.
Ocultala donde nadie la pueda encontrar, sólo tus ojos.
Ha llegado el momento, sálvala, cuídala.
Ya no es mía, nunca lo fue.
Es sólo tuya y de tus manos, de tu piel.
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