viernes, 28 de junio de 2013



Te dibujas en la lluvia en la tarde nocturna de este día sin color. 
Por la ventana que sutil te coquetea, te cuelas en gotas al interior de la sepia habitación. 
Y aún no siendo bienvenido, entras, te adueñas; empañando, empapando las cenizas que dejaste en la gaveta del ayer. 
No eres ya incendio, tan sólo una pequeña llama tornasol que baila con la brisa en esta tarde nocturna del día sin color. 

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