Es esa luz que atraviesa mi ventana emanada por el mismo sol que ahora acaricia tus dedos.
Es la misma brisa que mueve tu cabello, la que refresca mi tarde.
Son las horas, los minutos en el día.
El mismo cielo es el que admiramos, en el que buscamos una razón para creer.
Son los días, son las estaciones.
Es cada amanecer, el sutil brillo de la luna en los desvelos de nuestras madrugadas.
Son los sueños que compartimos, las metas trazadas, el deseo de sonreír cada mañana.
Es tu alegría, es mi felicidad como consecuencia.
Caminos paralelos que rompen con toda ley establecida.
En un punto desconocido, se intersectan.
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