Entre título y punto final, ahí lo encuentro. El fantasma de la tinta de tu pluma. Aquella que trazó miles de flores, colores de promesas, e incluso alguna que otra traición.
De pronto, el cantar del viento entona tu voz. Y un remolino dibuja en el cielo nuestros latidos. Más, sigo sin comprender la fragmentación de la luna y la gravedad entre tu cuerpo y el mío.
Trato de resolver unos de tus tantos misterios. Mientras, la luna observa el arroyo de agua salada que corre por la arena y el témpano de hielo derretirse en el desierto de mi piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario