sábado, 29 de septiembre de 2012

Vendidos por rostros falsos, cuerpos irreales. 
Una sociedad de ficción.
De huecas cabezas, y grandes expectativas. 
El engaño continuo de los generadores de simulacros.
Y como marionetas, siguiendo el juego de un niño de macabra imaginación.
Con ojos vendados, confiando en la lógica de mentes incoherentes e insensatas.
Querer ser lo que se ve.
Odiar lo que se tiene. 
Aceptación y repudio a lo diferente, a lo igual.
El gran paradigma de la existente irrealidad.

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