miércoles, 25 de julio de 2012



La llama del viento fue encendida justo cuando mis ojos siguieron tu andar.
Es que fueron los lirios de la avenida que coincidieron con el danzar de tus pasos.
La luna nos protegió con su sombra, adueñándose de las nuestras. 
Su fiel reflejo complementaba el dulce color de tu piel.
Combinación perfecta con el sutil gris del pavimento donde flotaba tu mirar.
Una sonrisa era dejada escapar entre sus suspiros.
La magia sobrevolaba en espirales sobre sus cabezas.

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