martes, 3 de julio de 2012

    Los retoños te habían imitado, pero no fue hasta el flotar del sol que pude ver. Las flores vinieron con la brisa de aquel verano. Trajeron consigo el rocío y tu sonrisa. Tu voz se tornó dulce savia. Mientras una lluvia de hojas nos arropaba, en medio del cantar de un ruiseñor. Celeste color me has mostrado, has cubierto cada rincón con un diseño majestuoso. Una nueva estación has creado. Y estos días han sido transformados. 

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