lunes, 12 de noviembre de 2012

Y si no fuese por la luces de cristal, la noche arroparía los caminos de la verdad.
En las veredas donde se ha desvanecido el color, sólo sombras efímeras alumbran el paso.
De pronto, en la sonrisa de tus ojos, te encuentro, me pierdo.
Los caudales de lamento se desvían hacia una dirección lejana.
Alfombras con sonrisas de azucenas el pasar de los días. 
Escondes tras la luna las palabras dulces que tienes para hoy.
El sol derrite un tanto el hielo entre los dos.
Pero son las estrellas las que nuestro encuentro afianzan.
Envuélveme con tu aroma, dibuja un beso en mi piel.
Mientras, en cada rizo y en la inmensa profundidad de tus pupilas me inmerso 

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